Si anteriormente halagábamos el poder visual y la belleza en el tratamiento de la fotografía en blanco y negro, ahora nos encontramos con la puesta en escena del color, completando así una vez más la magia de los contrastes que nos acercan a tantas y tan diferentes sensaciones. Esta propuesta nos la trae Mitchell Funk, un artista nacido en Nueva York en 1950, y nos la trae en un portfolio que abarca cuatro décadas, los 70, los 80, los 90 y el 2000.
En 1966 y con tan solo 16 años de edad, empieza a trabajar con su padre que era director de ilustración médica y fotografía en la escuela de medicina de Nueva York. En 1968 trabaja ya como fotógrafo médico y quirúrgico, y en 1969 hace su primer portfolio para una revista popular de fotografía, mintiendo en su edad pues entonces no consideraban serio a un joven que tuviera solo 19 años. Experimentando con los negativos en color, desarrolla su propia técnica basada en el poder de la forma, la luz y el color.
En 1970 realiza su primera exhibición en el Brooklyn Museum bajo el título de «Images en Couleur», y un año más tarde será incluido en el visionario libro «Frontiers of Photography» de Time Life. Sus fotografías empieza a aparecer en revistas de todo el mundo, al mismo tiempo que trabaja para publicidad y editoriales con clientes como ATT, GM, IBM, Life, Fortune, Time, Newsweek. En 1994 empieza a trabajar con elementos digitales como una herramienta de edición. Su obra va evolucionando pero no cede a la estética popular del momento y mantiene la integridad personal de su propio estilo.
Mitchell Funk nos deja un amplio portfolio (no os lo perdáis) donde encontraremos un sinfín de increíbles fotografías que nos llevarán a un largo viaje en el tiempo (4 décadas) pero donde el estilo no varía en su esencia. Hace del color un arte y nos entrega al eterno dilema ¿blanco y negro o color?. Sin duda todo tiene su peculiar encanto.
Me he quedado un poco aturdido con el trabajo de este fotógrafo ya que, si fuera de otra época diría que se basa en el HDR (High DInamic Range) para realizar sus fotografías. Buen manejo del color y sobre saturación del mismo para dar una fuerza increíble a las composiciones.
Otro abrazo.
Pues me dejas un poco descolocado con lo de HDR, pero lo que si es cierto es que su trabajo lo realiza de forma bastante manual (jugando con las emulsiones y los negativos) algo que siempre he admirado en la fotografía y que siempre he soñado con poder hacer. Supongo que ahora el laboratorio es el photoshop aunque el resultado no es el mismo pero tampoco es despreciable.
Antes de leer lo que habías escrito ya pensaba yo en lo de los contrastes…
no es todo demasiado «acido»?
Como el limón vulgare?? 😛
ajajajaj me refiero a los colores xDDD