Anya Janssen es una pintora nacida en 1962 en Nijmegen, Holanda, que actualmente vive y trabaja en Arnhem. La tendencia a querer controlar y perfeccionarse a uno mismo y al universo, es una de las principales fascinaciones de la artista y ha sido un tema constante en su obra en los últimos años. En una época en la que, con los recursos de la manipulación genética y la cirugía plástica, creemos que tenemos todo el poder sobre la «madre naturaleza», estamos sin embargo enfrentados a lo que realmente somos: monstruos con impulsos animales. Como seres racionales y civilizados que somos, queremos distanciarnos de nuestras emociones más básicas. Anya Janssen nos intenta demostrar que posiblemente, estemos condenados al fracaso.
Anya Janssen es conocida por sus grandes lienzos figurativos. Pinta con pintura muy seca, con un estilo característico y muchas veces difuminado que le da a sus pinturas un aspecto soñador y difuso. Esta técnica permite a Anya fijar su interés en las fronteras entre culturas y naturaleza, en los diferentes estados del ser y en la separación de la vida íntima de las personas y su medio ambiente. Divide su obra en varias series seleccionando un tema en cada una de ellas y centrando su estilo para reforzar con su pintura el mensaje que quiere dar.
Cada serie de Anya Janssen se puede interpretar como una colección de autorretratos de diversos aspectos de la identidad del autor y la forma en que plantea esas cuestiones universales. Los títulos de esas series ya nos indican el camino a seguir. Anya se refleja a sí misma a través de los modelos o auto retratándose, como en «Animal Urge» (Impulso Animal) donde utiliza su propio cuerpo como metáfora de todos nuestros impulsos e instintos incontrolables. Es el visionado de toda su obra lo que nos permite ver la propia evolución de la artista.
Todas las series son destacables por sí mismas, pero una de las que más me ha impactado es la de «the Parliament of Monsters» donde Anya ha encerrado en la tela a sus modelos, creando un clima claustrofóbico y una sensación de movimiento y velocidad, otra constante en muchas de sus obras y que aquí adquieren un sentido propio, que provoca casi una duplicidad de la imagen. Anya nos comunica mucho con su obra y nos deja tiempo para la reflexión.
wow tremendas, que imponentes
me gustan 🙂
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