Jel Ena es una artista multidisciplinar servia con sede en Los Ángeles. Ella viene de una familia de artistas en todos los campos que la apoyaron en su desarrollo artístico y la animaron a asistir a la Academia de Bellas Artes de Belgrado donde se licenciaría con honores en pintura. Su obra ha recorrido galerías por todo el mundo, y su dominio de los diferentes campos artísticos (pintura, escultura, arte digital y diseño gráfico) la llevarán a trabajar como diseñadora freelance en películas y en la industria de los vídeo juegos.
Jel Ena muestra un gran dominio de la figura y el color. Su estilo es inconfundible y con una visión única que lo hace fácilmente reconocible. Trabaja con grafito, lápices de colores, pastel, acrílicos y óleos, para crear criaturas fascinantes e intocables. Las emociones brotan de los ojos y las expresiones de sus personajes, siempre misteriosos y terroríficos en algunas ocasiones, que terminan cautivando al espectador. Su obra refleja una formación clásica y a la vez un estilo contemporáneo, jugando con la arquitectura íntima de la anatomía humana, rodeándola de luz y volumen para dar forma a una mitología propia donde la carne cae rendida al lápiz y al pincel.
Además de su web, los trabajos de Jel Ena se pueden seguir en su página de Facebook, en deviantart donde se da a conocer como Medusainfurs, en su blog Art Addict y en bigcartel. Jel Ena acaba de publicar «The Blood of Lost Gods», un libro de poesía gráfica en colaboración con el escritor y poeta Scott Reeves.
As mulheres amam cabelos, próprios ou alheios. Isto é um fato. Natural ao próprio sexo. E digo isso por pura contemplação empírica do Mundo. Afinal, tive uma mãe, tenho sete irmãs, uma mulher e uma filha. Não há, portanto, qualquer preconceito nisto, senão a constatação de uma realidade palpável. As mulheres – feministas ou não – preocupam-se efetivamente com o que lhes emoldura as faces. Fazem dele – o cabelo – não raras vezes de símbolos de suas prospecções políticas e sociais, para além do simples adorno em suas belas fisionomias. E o fazem bem. O trabalho de Ena torna-se sensível e admirável justamente por pôr em relevo essa fantástica faceta feminina – em tudo admirável – sobretudo no último dos quadros, quando o cabelo não aparece,mas confessa a importância crucial de sua ausência.