Carlos Saura – Los Colores de la Vida

Uno siempre se enriquece viendo la obra de grandes artistas como Carlos Saura. Si además tenemos la suerte de poder conocer de primera mano su manera de ver la vida, de sentir el Arte, de expresar sus sentimientos… nuestra sabiduría se hace un poco más grande. Hoy no solo veremos la obra de un gran pintor, sino que leeremos los pensamientos y reflexiones de un gran artista y gran persona. Poco más puedo añadir, con esta extensa entrevista que ha tenido la gentileza de concedernos sabremos mucho más de lo que yo os pueda contar.

enkil: ¿Quién es Carlos Saura?
Carlos Saura: Risas, familia, amigos, lectura, pintura, trabajo, más risas, cervecitas, tertulia, música, ópera, Wagner, buen vino, una buena comida, más lectura, una buena conversación, compañera, hijo, piano, cantar, más trabajo, más pintura, exposiciones, naturaleza, campo, sol, mucho sol, violeta, azul, verde, mariposas en el estómago, siempre reir….. siempre pintar.

©Carlos Saura – «Catarsis I»

enkil: Cuéntanos un poco como llega tu pasión por la pintura y que te lleva a dedicarte a ella?
Carlos Saura: ¿Pasión?… Siempre existió, desde que puedo recordar. Aunque entonces pensaba que no podías vivir de ella (tampoco me equivocaba mucho, la verdad).
Dedicarse a ella en exclusiva es consecuencia directa de mi locura y de la de mi compañera. Sin ella nada sería posible.

©Carlos Saura – «Catarsis II»

enkil: Aunque no es una pregunta fácil, ¿Cómo definirías tu Arte?
Carlos Saura: Como tú bien dices, no es fácil. Es más, posiblemente sea poco conveniente. Me explico. Existe cierta necesidad intencionadamente introducida por el mercado de crear compartimentos estancos, clasificaciones, de convertir, en fin, al artista en una marca comercial y a su obra en un producto sujeto a un determinado “standard” de producción, inmediatamente reconocible y homologable. Esto resta libertad y autonomía al artista y convierte a muchos de ellos en copistas de su propia obra. Si me lo permites, prefiero no introducir mi obra, con su definición, necesariamente restrictiva, en uno de esos compartimentos. Que cada uno juzgue según su propio criterio.

©Carlos Saura – «Aquello que nos separa»

enkil: Una curiosidad que nos ha llamado la atención, sobre todo en tu obra más antigua, es el empleo de figuras geométricas (círculos, triángulos..) en tus cuadros. ¿Qué significado tiene esta simbología?
Carlos Saura: La geometría, junto con el color, es la base de la pintura, su herramienta básica, pero también constituye la base de un lenguaje no verbal. Una especie de “metalenguaje” (si se me permite el “palabro”). Los pintores en la actualidad tenemos mucha suerte: Nuestros colegas del pasado, conocedores de este código, tenían que disimularlo por medio de su enmascaramiento entre elementos naturalistas. Recuerdo en este momento una “anunciación” de Leonardo en el que gran parte de la escena la ocupan una serie de árboles extrañísimos que no son sino ¡Triángulos!… o qué decir de la inmensa esvástica que constituye la base y la esencia del “Juicio final” de Miguel Angel. (¡Cuidado! No nos confundamos, la esvástica es un símbolo muchísimo más antiguo que, desdichadamente, fue utilizado por los Nazis, y además, cambiando el sentido del giro). Hay cientos de ejemplos. Afortunadamente, podemos colocar directamente estos símbolos sin tener que enmascararlos. Este fue uno de los logros de las “Vanguardias históricas”. Pues bien, esto es lo que he hecho en algunas de mis obras, usarlos, consciente de su simbología, para reforzar lo expresado.
Recomiendo adentrarse en el estudio de la simbología (no sólo la geometría, claro). De verdad, resulta apasionante.

©Carlos Saura – «Renacer»

enkil: Podemos apreciar en tu obra una implicación social a través del Arte. ¿Crees que un artista ha de estar comprometido socialmente hasta el punto de hacer que su obra sea un reflejo o una crítica de la sociedad que vivimos?
Carlos Saura: No es exactamente así. Desde luego, un artista tiene que estar comprometido, no puede vivir en una torre de marfil, ajeno a todo.
Una obra de arte tiene que ser una obra de futuro, y por lo tanto, comprometida con su tiempo. El artista tiene que estar implicado, y complicado, con su entorno. Ofrecer respuestas. Lo que no puede ser es mero reflejo del mundo en que vive (a menos que viva en el mundo perfecto). Ser sólo reflejo de su realidad temporal es lo que en toda época ha producido lo que llamamos “Academicismo”. También en la actualidad (dejo al lector juzgar el presente).
Existen muchos caminos para producir el cambio (o intentarlo). Por supuesto no hablo sólo de un arte de “denuncia”, crítico o, incluso “político” (también, por qué no). El abanico es muchísimo más amplio… ni siquiera es necesario pasar por la barrera consciente, verbal o mental. A veces, la “Belleza” es reflejo de arquetipos universales…

©Carlos Saura – «Catarsis V»

enkil: Tus últimas obras llevan por título “Catarsis”. En ellas podemos percibir un apocalipsis escenificado por el gran hongo (bello y macabro a la vez) que produce una gran explosión. ¿Podríamos decir que es una visión pesimista de un futuro incierto?
Carlos Saura: No, no. En absoluto. Al contrario. Vivimos en un mundo en crisis, no sólo económica (esto es casi una anécdota).
La explosión es reflejo de esto. La experiencia nos enseña que cualquier construcción comienza con una destrucción. Se trata de una constante universal. La parte de la esperanza se refleja en elementos que constituyen símbolos de esa nueva construcción.
Me gusta introducir un contrapunto, elementos disonantes que produzcan un efecto revulsivo.

©Carlos Saura – «Hirst Corporation»

enkil: Por el contrario en esas mismas pinturas la belleza también adquiere un protagonismo esencial. Una bella flor en medio de una explosión, una sonrisa junto a un grito desesperado, un recién nacido en medio del caos… ¿Es la belleza nuestra esperanza?
Carlos Saura: Ramón Trecet siempre concluía su programa de radio con una frase: “La única protesta que realmente vale la pena es… la belleza”.
Siento esto como si fuera mío. Desde luego, aclaro, la belleza es un concepto ajeno a la estética. Para explicar esto sirvan mejor un par de ejemplos: las pinturas “negras” de mi admirado Goya, o, más cercano, un horrible retrete pintado por Antonio López que se transforma en un objeto “bello”.
La estética es moda. El Arte, de ningún modo es estética. Su fin no es adornar el salón (aunque pueda hacerlo, ¡claro!).

©Carlos Saura – «Laberinto»

enkil: El empleo del color es otra de agradables características que observamos en tu obra y cuya utilización podemos intuir en tu web, donde nos muestras algunos procesos de creación. Una explosiva mezcla de colores terrenales que se fusionan hasta crear el conjunto. ¿Qué importancia tiene para ti el uso del color? ¿Hasta que punto forman parte de tus sentimientos como artista?
Carlos Saura: Vivo en Valencia desde que tenía dos añitos. No me cabe ninguna duda de que la luz que aquí reina influye de una manera poderosa. (No puedo obviar al amigo Sorolla como ejemplo).
Pero voy más allá: me fijo un objetivo técnico; me interesa lograr que con colores que son totalmente ajenos a la normal percepción objetiva se perciba por el espectador una sensación de veracidad, que la existencia de ellos pase desapercibida para el no avisado, al menos en una primera vista; esto también tiene un contenido simbólico: Unidad dentro de la diversidad.
Por otro lado, el profuso colorido se asocia con la alegría. Algo de importancia crucial en la vida y que es característica destacable de mi personalidad. Quiero que mi obra frecuente y participe de este territorio.

©Carlos Saura – «Sin Título»

enkil: ¿Qué le inspira a Carlos Saura a la hora de crear una obra?
Carlos Saura: Vivir!!!
Todo; situaciones que vivo, obras de arte, música, sentimientos, imágenes…

©Carlos Saura – «Catarsis III»

enkil: ¿Qué es para Carlos Saura el Arte?
Carlos Saura: ¡Vale! ¡La pregunta del millón! Me resulta difícil contestar en pocas palabras. Lo siento, tengo que enrollarme. Al que no le interese que se salte esta pregunta.
A poco que pensemos fríamente sobre la cuestión (cuando digo fríamente, me refiero a sin condicionamentos previos, sin prejuicios) veremos que, si bien algunos elementos como la comunicación, la expresión, la novedad, la estética o la calidad formal, que son componentes inherentes al hecho artístico, no lo explican en su integridad. Si reflexionamos un poco, nos damos cuenta de que todas estas características también aparecen en otras actividades humanas (e incluso animales) como la artesanía, la decoración o el lenguaje no literario, por citar sólo algunos ejemplos. Forzosamente, entonces, debe haber algo más que permita diferenciarlo de esas otras muchas labores, sin duda meritorias pero ajenas a la importancia casi mágica que, desde siempre y a lo largo de diferentes culturas y geografías, se le ha otorgado. Si llegáramos a la conclusión de que esta característica especial, única y diferenciadora, simplemente no existe, deberíamos acordar que el Arte con mayúsculas, esa disciplina humana de orden superior, no es más que una quimera y el arte, como tal, sencillamente es una fantasía creada por la sociedad. No obstante, y es mi opinión, creo reconocer una característica adicional, que la diferencia y la eleva a la categoría que todos intuimos y que nos hace sentir ese punto devocional, ese estado cuasi místico ante la presencia de esas obras universalmente reconocidas como tales. Se trata de la cualidad transmutadora. Dicho de otro modo, el Arte verdadero, el único merecedor de este nombre, es capaz de operar cambios en el individuo, a veces imperceptibles, otras veces más notables, de orden psicológico y mental y como consecuencia y con un efecto multiplicativo, cambios en las sociedades que tales individuos conforman; y ésta característica específica es la que lo hace diferente y la que nos permite aproximarnos, aunque sólo sea de manera intuitiva, a una definición plausible de Arte. En efecto, se puede constatar que esas singulares obras que podemos calificar de “gran arte”, a lo largo de la historia siempre se han anticipado y, de hecho, han provocado la dinamización social suficiente para que cambios fundamentales para el progreso de la humanidad se produjeran. De ahí el que se diga que la verdadera obra de arte se adelanta a su tiempo. Y también de ahí, la trascendencia que de manera más o menos consciente, se le ha otorgado a lo largo de los siglos.
No quiero extenderme más. Sólo quiero establecer un principio para la reflexión, a ser posible sin prejuicios. Acabaré citando al filósofo José Antonio Marina, que en su obra “Crónicas de la Ultramodernidad” dice: “La pintura, que anticipó gran parte de los movimientos culturales de este siglo, podría ser también la adelantada de un gran cambio creador. No se trata de enaltecer la inventiva humana separándola de la realidad, sino integrándola en ella para transfigurarla. Estoy seguro de que el despliegue de una libertad creadora, capaz de venerar y de despreciar, clara en sus evaluaciones, valiente en sus compromisos, paciente en su aprendizaje, no reducida a una espontaneidad errática, ni empantanada en el limbo de las equivalencias, promoverá nuevos modos de ver la realidad. …/… El arte es una vez más una hermosa parábola sobre la condición humana”.

©Carlos Saura – «Catarsis IV»

enkil: ¿Hay alguna obra en particular con la que te sientas más identificado?
Carlos Saura: Si te refieres a las mías te diré que con ninguna. Nunca estoy totalmente satisfecho con las obras que acabo.
Quizás la respuesta más aproximada sería: con la próxima, con la que sólo está en mi cabeza.
Decía Eduardo Arroyo que en la ejecución de una pintura, se establece una especie de combate entre el pintor y la obra, que, ¡naturalmente!, siempre gana el cuadro.
Uno vive en el presente y lo terminado… ¡ya es pasado!.

©Carlos Saura – «Los tres elementos»

enkil: Muchos de tus cuadros son pinturas de grandes dimensiones. ¿Qué diferencia encuentras entre estas obras y las de pequeño formato?
Carlos Saura: Una obra de gran tamaño, al menos para mí, siempre te permite más libertad para colocar elementos, para componer. Además justamente el tamaño introduce un elemento impactante ante el espectador.
Hay artistas (recuerdo en este momento a Morandi, o a mi admiradísimo Vermeer) que siempre trabajaron con pequeños formatos. Depende de la forma de ser.
Me encantaría poder realizar algunas obras de tamaños mucho mayores pero, por el momento, no es posible.

©Carlos Saura – «Arquetipos»

enkil: Óleos, acrílicos, tabla, lienzo… ¿Qué materiales utilizas y cuál es con el que te encuentras más cómodo trabajando?
Carlos Saura: Depende del momento y de la naturaleza de la obra a realizar. He trabajado durante muchos años con acrílicos y desde hace unos pocos meses he vuelto al óleo. Aparte de toda la obra con grafito, acuarela, tinta, así como técnicas mixtas. No podría decir con cual me encuentro más a gusto. Cada técnica tiene sus cualidades y sus defectos. En realidad son sólo un medio.

©Carlos Saura – «Das Rheingold Freia I»

enkil: ¿Cómo es el proceso de creación de un cuadro de Carlos Saura?
Carlos Saura: El proceso inicial es variado. Muy frecuentemente, en mi mente, en cualquier momento y de manera inesperada, se proyecta una imagen muy cercana a una obra acabada; esto dura sólo una fracción de segundo, la anoto rápidamente (sólo un dibujo muy muy básico y, a veces, un pequeño texto aclaratorio sobre colores, etc.) y, después queda el trabajo de fotografiar los posibles modelos que se adecuen a la idea, buscar imágenes en Internet, en mi archivo… etc. Una vez hecho esto, compongo una imagen preliminar, normalmente en el ordenador y a partir de ahí, pintura, pinceles, tiempo, error, acierto, corrección…. hasta lo más difícil… decidir el momento de dar por terminada la obra.
Otras veces, lo que me llega es un concepto, una idea no visual, que desarrollo en uno o varios cuadros.
A veces (esto es más raro) la fuente es un sueño, o esas imágenes que se perciben en el estado intermedio entre el sueño y la vigilia. Es por esto que siempre tengo papel y lápiz en mi mesita de noche.
También, esto es muy común entre los artistas, cuando ves obra de otros pintores, no es raro que surja una chispa que te incite a pintar una determinada obra, aunque, por supuesto, no se parezca en nada a la fuente.
El proceso material es igual al que expliqué en el primer párrafo en todos los casos.

©Carlos Saura – «Elevaciones I»

enkil: Hemos leído que has realizado copias de grandes genios como Goya, Miguel Angel o Velázquez. ¿Que siente un artista al reproducir uno de los grandes clásicos? ¿Lo tomas como un trabajo o se siente algo más profundo?
Carlos Saura: Años atrás, por necesidades económicas, realicé multitud de copias de obras de las más diversas escuelas y estilos (siempre sin mi firma). Visto desde la distancia, esto ha supuesto un magnífico ejercicio técnico.
Puedo contar un hecho anecdótico respecto a las copias. Tal vez son cosas mías, pero al copiar determinada obra de determinado autor, de alguna forma, te ves forzado a reproducir la actitud que el pintor original adoptó ante la misma, seguir el mismo rastro de pinceladas, el mismo ritmo, intensidad, etc. Pues bien, durante este proceso llegaba a percibir estados de ánimo, sentimientos, que no eran exactamente míos, y que se correspondían con los que, de manera plausible, muy bien pudieron sentir sus creadores. Te cuento un par de ejemplos curiosos: Con Velázquez me ocurría que cada vez que pintaba el personaje de la infanta Margarita (en diferentes cuadros) (es difícil de explicar) sentía como si Velázquez hubiera tenido una especie de predilección, de cariño especial por esta niña (que yo también sentía), cosa que no ocurría de ninguna manera con otros personajes de la corte. El otro ejemplo es el de Van Gogh. Aquí todo era mucho más desagradable. Reproducir las obsesivas pinceladas de Vincent me llevaba a sentir cierto desasosiego, me sentía raro, nervioso, etc. todo lo contrario a mi ser natural. Tanto es así que tuve que negarme de manera radical a seguir copiando obras del mismo, independientemente del dinero que me ofrecieran. Podría citar más pero creo que es suficiente para comprenderlo.

©Carlos Saura – «Elevaciones II»

enkil: ¿Qué artistas clásicos o contemporáneos son un referente para Carlos Saura?
Carlos Saura: De manera inmediata, Velázquez y Sorolla, también Goya, Vermeer y Klimt, sin dudar, entre los antiguos. En la actualidad me gusta mucho un artista británico: Justin Mortimer; también ha sido un fuerte referente la obra de David Hockney, pero, sin duda hay muchos que me interesan. También son referentes directos, mis amigos, a los que visito con cierta frecuencia en sus estudios, especialmente, Miguel Angel Moya y José Luis Corella, también Miguel Oñate. Pero hay otros muchos, la lista sería interminable y no quiero que se me ofenda ninguno.

©Carlos Saura – «Eva»

enkil: Aunque Internet nunca podrá ser el sustituto de una galería o un museo para un pintor, ¿Crees que es una buena herramienta para dar a conocer el Arte y su mensaje? ¿Han salido los artistas ganando con las nuevas tecnologías?
Carlos Saura: Pero por supuesto que sí. Pienso que es una buenísima herramienta. Naturalmente, nada como ver las obras en directo; no sólo por la calidad de la visión, sino también por la vibración directa de algo que está hecho con las manos, con un contacto directo con el artista, durante semanas o meses. Eso, esa especie de energía, estoy convencido, queda impregnada en la obra. Esto aventaja a la pintura respecto al arte hecho por medios mecánicos o electrónicos (aunque no niego, por supuesto, que sean Arte).
Otro aspecto remarcable es la difusión. Nunca la obra de un artista se ha podido ver desde tantos sitios como ahora. Se acabó el “esnobismo” del artista minoritario. Se trata de la real democratización del hecho artístico. Si luego, alguien quiere profundizar, ya encontrará el camino.
En otro orden de cosas, las nuevas tecnologías ayudan muchísimo al artista actual. Búsqueda de imágenes, realización de los bocetos, etc. Para mí, por ejemplo, una cosa tremendamente útil es la posibilidad de probar cosas en el ordenador antes de llevarlas al lienzo. Por ejemplo: en la mitad de la ejecución de una obra te das cuenta de que un fondo, o un elemento determinado, o un color no terminan de funcionar de acuerdo a tus expectativas; pues bien, yo fotografío la obra tal como está y la llevo al ordenador donde puedo probar diferentes alternativas sin necesidad de hacerlo de manera material, con el consiguiente ahorro de tiempo y trabajo.
Vamos, todo ventajas.

©Carlos Saura – «Urbe»

enkil: Sabemos que has realizado numerosas exposiciones y ganado varios premios. ¿Qué planes tienes previstos para un futuro más o menos cercano?
Carlos Saura: Sigo trabajando, aprendiendo (esto nunca se acaba) y creando cada cuadro como algo nuevo que es. Me planteo presentarme a algún concurso, pues también suponen una ayuda en este mundo tan complicado, y permiten a su vez que la obra llegue a más gente. Por supuesto seguir trabajando con algunas galerías. Pero, básicamente, se trata de trabajar, trabajar y trabajar.

©Carlos Saura – «Los padres, la hija y el espíritu del aire»

enkil: ¿Qué consejo le darías a todos aquellos que quieren iniciarse en la pintura?
Carlos Saura: Que se aprieten los “machos”. Es un mundo muy duro si careces de “padrinos”, da lo mismo si eres buen pintor o mediocre. Esto lo debe comprender el artista y su entorno. El sacrificio es para todos, no sólo para el pintor, y es necesario tenerlo en cuenta. Pero… yo no lo cambiaría por nada.
En una entrevista, David Hockney decía que cuando un artista consigue vivir de su profesión se convierte inmediatamente en una persona rica. Explicaba que en su círculo de amistades conocía quienes, a pesar de tener un gran éxito profesional o económico, mostraban su envidia por la profesión del artista, y, sin embargo, a lo largo de su vida, no había conocido a ningún colega que quisiera dedicarse a otro trabajo que no fuera pintar, por muy bien remunerado que estuviera o por mucho que mejorara su economía.

©Carlos Saura – «Tetractys»

enkil: Pues muchas gracias por permitirnos conocer un poco más a Carlos Saura y su obra. Si quieres añadir algo más para nuestros lectores.
Carlos Saura: Pues un saludo para todos.  Todo el mundo, se dedique a la profesión que se dedique, puede ser un artista en su vida y en su entorno. Al final, eso es lo que cuenta. No sólo se trata de dedicarse a las Artes; la gran obra de Arte es la vida. ¡No perdamos ni un minuto!.

©Carlos Saura – «Porvenir»
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Author: enkil

9 thoughts on “Carlos Saura – Los Colores de la Vida

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  2. Excelso todo.. la entrevista,los cuadros, la manera de ver la vida…el mundo…los colores.
    Estoy totalmente de acuerdo en todo.
    Conocer al artista nos facilita mirar un poco con sus ojos.Todo lo que ha macerado su entorno es la materia que agitará su mente y saldrá en forma y color….mucho, muchísimo color…
    Mi admiración y mi agradecimiento por la entrevista….
    Un beso enorme…y me alegro de ser la primera en opinar (jejeje).

  3. Me gusta la forma de entender las cosas que tiene este artista. Su concepto de creación por efecto de la destrucción -madre de toda existencia- es inquietante, pero tan verdadero y antiguo como el universo mismo. Sus cuadros lo reflejan. Muy buena entrevista. La tomo, con tu permiso, para enlazarla. Saludos.

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